El impacto de los fondos Next Generation en las Pymes Españolas

Es lunes 3 de enero de 2022 y te reincorporas a trabajar con el ánimo renovado y con la ilusión propia del comienzo de año. Entras en la oficina, saludas a tus compañeros, abres el ordenador y pones al día el e-mail.

Llevan todas las navidades bombardeando que ya ha entrado el primer tramo de financiación de los fondos Next Generation de la UE y que para España significarán el inicio de una gran recuperación económica. Según los expertos, es un acuerdo histórico cerrado en julio de 2020 a través del cual Bruselas pretende reanimar la economía europea y dar un balón de oxígeno a los sistemas del sur del viejo continente. España en concreto, será el segundo país más beneficiado, con una asignación total de en torno a los 140.000 millones de euros. 
 
A pesar de la experiencia negativa que se tuvo en verano —llegaron los primeros 9.000 millones de euros a nuestro país, pero que las Pymes nunca vieron—, a uno le invade un optimismo precoz. A lo mejor, provocado por el exceso de azúcar de los turrones. A lo mejor, incentivado por los medios propagandísticos de nuestro país. O, a lo mejor, agarrado a una pequeña esperanza tras el difícil periodo que suponen los meses de diciembre y enero para las empresas. Ya sabes, vacaciones, baja facturación, pagas extras y la idílica contribución al bien común llamada liquidación de impuestos. 
 
Abres la pestaña del buscador y empiezas a navegar para encontrar y solicitar esas ayudas prometidas que permitirán a tu empresa innovar, mejorar y dar un sorbo de aire fresco para superar el mal trago de la pandemia. Pero, el Estado no defrauda y lo que encuentras es lo mismo de siempre. Una conglomeración de datos críptica que, bajo el título de transición ecológica, Horizonte Europa o fondo de transición justa esconde un conjunto de paquetes que no pueden estar más alejados de la realidad cotidiana de las empresas. 

No se trata de que se tenga que regalar dinero sin razón alguna. Es más, es bueno que el dinero esté enfocado a la inversión estratégica. Pero, por ejemplo, para una tienda de ropa en medio de la España rural, quizás la inversión estratégica sea dejar el viejo método de albaranes manuales para pasar a un pequeño programa de gestión con un costo total de 1.500 euros. En cambio, lo que se propone es que se invierta en un plan eco-sostenible de desarrollo informático que contemple el I+D y que le permita hacer un cálculo transversal de su impacto medioambiental. Además, podría percibir una subvención extra si en el exterior de su tienda planta un puesto de recarga eléctrica. Una verdadera lástima, dado que en su pueblo el coche más moderno es un Ford Fiesta del 2009.

Son varios los índices que corroboran lo mencionado con anterioridad. La CEOE señalaba en agosto que solo 104 millones de euros habían llegado a empresas y entidades que no son del sector público; sabiendo que, únicamente el desembolso de fondos europeos a empresas y entidades que no son del sector público suponen un impacto real en la economía. Que el Estado mire solo a su ombligo no es nada nuevo y, a eso, hay que añadirle la enorme burocratización. Como indica la patronal en el Informe de seguimiento de la ejecución en España de los fondos Next Generation EU, los recursos no llegaron en 2021 al mismo ritmo que la economía real. Además, ese mismo informe advierte que el grueso de estas ayudas, gestionadas por las CCAA, se ha diseñado y aprobado desde el ámbito estatal, lo que "reduce la capacidad de adaptar las convocatorias a la realidad de cada territorio". Así, en el momento en el que lleguen los restos de la financiación —si es que llega algo— las empresas no lo necesitarán —bien porque ya habrán cerrado o bien porque se las habrán ingeniado para sobrevivir—.

Puede que aún sea prematuro hablar del verdadero impacto de los fondos de recuperación. Pero, seamos sinceros, mientras quien se encargue de administrarlos siga siendo un ente formado por personas que no han administrado nunca la economía real, será difícil contar con el estado, al menos a nivel de las Pyme y en términos de recuperación.