El ser humano ha sido siempre religioso. La pregunta sobre lo infinito ha sido fundamental en el desarrollo de las distintas sociedades y pensamientos del hombre; lo ha sido hasta tal punto de condicionar el bien y el mal, entendidos como los bienes comunes y fundamentales de las distintas sociedades. De hecho, la distinción entre bien y mal y su configuración histórica constituyen el punto central de este estudio.