Reivindicaciones en Hollywood

En la gala de los Globo de Oro de este año, el presentador y cómico Ricky Gervais, acabó su monólogo con un mensaje tan polémico como contundente al instar a los nominados a que reflexionaran sobre las empresas para las que trabajan: "Netflix, Apple, Amazón, Disney. Si el ISIS creara una plataforma de contenidos seguramente le pediríais a vuestros agentes que llamaran. Así que, si ganáis un premio esta noche, no uséis el premio como una plataforma para dar un discurso político. No estáis en posición para sermonear al público sobre nada. No sabéis nada sobre el mundo real. La mayoría de vosotros habéis pasado menos tiempo en la escuela que Greta Thunberg. Así que, si ganáis un premio esta noche, subid y aceptad vuestro pequeño premio, dad las gracias a vuestro agente y a vuestro Dios, e iros a la mierda".
 

Hubo en tiempo en que los discursos en Hollywood eran así. El premiado subía, daba las gracias a los votantes, a sus compañeros, a su familia y se iba. El que se salía de ese esquema para introducir una cuestión política era abucheado en la sala y criticado en la prensa. Le ocurrió en 1977 a Vanessa Redgrave tras ganar el Oscar por 'Julia' en el mismo año que sufrió el boicot de La Liga de la Defensa Judía por narrar un documental titulado 'El Palestino'. Al recoger el premio, Redgrave agradeció a los votantes que no se hubieran dejado intimidar "por un pequeño grupo de matones sionistas" en una declaración que le valió el abucheo del auditorio (muchos de los miembros de la Academia son judíos). Tampoco gustaron las declaraciones de Susan Sarandon y Tim Robbins en 1993, cuando salieron a presentar un premio y aprovecharon para pedir al gobierno americano el cierre de un campamento de enfermos de sida en Guantánamo, algo que fue muy criticado por el productor de la gala, Gil Cates: "Que alguien invitado por mí para presentar un premio utilice ese tiempo para postular una creencia política personal, no solo es ultrajante, sino deshonesto y de mal gusto". Pero la más sonada fue la de Michael Moore, en 2003, cuando tras ganar el Oscar al Mejor Documental, y pocos días después de la invasión de Estados Unidos en Irak, cargó duramente contra Bush. No solo le abuchearon, también le cortaron el sonido.

 

Pero eso fue hace tiempo. Aunque con matices, desde el #MeToo Hollywood tomó otra dirección y se preocupó por ser más inclusivo, representativo y tolerante con aquello a lo que antes daba la espalda.  Este año, Jane Fonda, que en los 70 se opuso a la guerra de Vietnam (algo que casi le cuesta la carrera por ser considerada como antiamericana) salió a entregar el Oscar a Mejor Película con el mismo abrigo rojo con el que ha sido detenida, hasta en cuatro ocasiones, por manifestarse en Washington alertando sobre los efectos del cambio climático. Un gesto por el que ha sido aplaudida. También actores como DiCaprio o Joaquin Phoenix han utilizado sus discursos para llamar la atención sobre el cambio climático o las injusticias sociales, Natalie Portman llevó en su vestido los nombres de las directoras que no habían sido nominadas este año (todos los nominados eran hombres). La cantante Janelle Monáe se quejó de la falta de gente negra en esta edición. En 2015, los ganadores a Mejor Director, Mejor Actriz y Mejor Canción Original; Alejandro García Iñarritu, Patricia Arquette y John Legend; denunciaron respectivamente la discriminación de los mexicanos en Estados Unidos, la desigualdad salarial entre hombres y mujeres y el racismo que aún existe de los blancos a los negros. Pero no solo la raza importa, también las ideas: el cómico afroamericano, Kevin Hart, se vio obligado a renunciar a ser presentador de los Oscar el año pasado por unos chistes que hizo en el pasado contra los homosexuales. 

 

La lista de reivindicaciones es larga y variada. Aunque este año, por primera vez en la historia de los Oscar, ha ganado el premio a Mejor Película una cinta de habla no inglesa. Su director, el surcoreano Bong Joog-hoo, ganador de cuatro estatuillas por ‘Parasitos’ y cuatro veces centro de atención del auditorio, fue de los pocos premiados que no reivindicó causas políticas o sociales en la gala.