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Desmemoria o caos

“De unas ideas a otras la Historia alcanza sus mejores momentos por contraste con la devastación, la violencia y la guerra. Si Occidente sigue perdiendo confianza y relegando la memoria de su civilización, como ocurre con el constitucionalismo o el gran arte, eso va a ser un logro inmenso de la ingratitud y el olvido. Sin creer en la propia historia y desvinculándose de la tradición, ¿podemos creernos más libres?". Memoria o caos, de Valentí Puig.

La velocidad con la que avanzan el progreso y la tecnología produce, inevitablemente, una serie de cambios radicales en el comportamiento de la sociedad: nuestra vida social depende de un smartphone, nuestro dinero de la banca online, nuestro conocimiento del 5G, y nuestro ocio de Netflix, HBO y Movistar+. Con los cambios sociales se reconfigura la cultura, y en nuestro caso se torna superficial y fluye con las modas, con las tendencias. 

En 'Memoria o caos', el pensador Valentí Puig ofrece una severa crítica a las prácticas actuales (importancia de las apariencias, padres “amigos” en lugar de auténticos padres, victimismo sistemático, entre otras), fruto de la persecución del progreso por el progreso. Durante sus páginas, el autor presenta la pugna actual entre el olvido y la costumbre. Por un lado, la costumbre representa el conjunto de prácticas, valores y virtudes interpersonales y humanas que las sociedades -y en concreto la española- han ido desarrollando durante la Historia. Por otro lado, el olvido implica dejar al margen la memoria como fruto de la acomodación que brinda el avance tecnológico y las nuevas costumbres que le acompañan. La consecuencia de la victoria del olvido sobre la memoria es la ruptura, la desestructuración de la sociedad, el caos.

Esta ruptura se concreta en varios puntos: el olvido de los modales, el declive de la calidad democrática, la ruptura de las relaciones familiares, la pérdida de un sistema educativo exigente, etc. De entre los temas que entra a tratar el mallorquín resulta interesante pararse en la cuestión educativa, tan poco denunciada actualmente, al menos de forma seria. Se dedica un capítulo del libro a tratar un problema concreto: “Leer no compensa”, en el que el autor expone consecuencias y lamentos del hecho de que leer haya dejado de estar de moda. 

En primer lugar, considera que el asunto de la lectura viene de la popularidad de las redes sociales, como Instagram, Twitter y YouTube, que provocan un ensimismamiento de los adolescentes, que se rinden ante la exigencia de la lectura y ceden ante la pasividad de las series y el contenido multimedia. Además, añade, no solo es que haya un vencimiento, sino que, además, padres y profesores no incentivan la lectura. Como consecuencia, pasa a tener un papel central la impaciencia y la realización del deseo de forma instantánea. Lo superficial y vago triunfa frente a lo profundo y exigente. En la misma línea, señala que otro de los problemas que suscita no leer es la carencia de estímulos para realizar las grandes hazañas. En tanto que las grandes vidas de personajes históricos han pasado a ocupar sitio en la estantería y acumular polvo, no se incentiva a los jóvenes a perseguir grandes metas o procurar un estilo de vida heroico, virtuoso, sino que se merma la pasión juvenil. 

'Memoria o caos' es una lectura recomendable en tanto que abre el debate, con un tono apolítico y desde la honestidad intelectual, acerca de cuestiones que la sociedad estaba pasando por alto. El resultado de la lucha entre la memoria y el caos será el legado cultural de una época. Del caos no surge legado, no hay transmisión cultural, simplemente la pérdida de la identidad de una sociedad. Solo de la memoria resultará el auténtico progreso, pues de lo contrario sería construir sobre arena en lugar de sobre roca. Es, por tanto, la memoria un elemento esencial de la sociedad libre, ya que configura las costumbres, virtudes y valores sociales de una época y serán transmitidas y pulidas (y no destruidas) entre generaciones.